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Prevenir eventos cardiovasculares puede ser simple y de bajo costo; por el contrario, atenderlos puede costar entre 100 mil y hasta 800 mil pesos.
Ejercicio y alimentación son acciones clave que ayudan a prevenir dichos eventos. En casos particulares, es necesario combinarlas con fármacos como Aspirina Protect.
Si bien la medicina moderna avanza y cada día favorece la longevidad en las personas, también es cierto que con la edad aumentan las probabilidades de padecer algún evento cardiaco o cerebrovascular, capaz de provocar alguna discapacidad, daño permanente o mortal, afirmó el cardiólogo Gerardo Medina González, adscrito al hospital Médica Sur, en la ciudad de México.
El riesgo aumenta en hombres mayores de 45 años y en mujeres mayores de 55 años, y cuando existen parientes cercanos que hayan presentado alguna enfermedad cardiaca a una edad temprana. Además, factores como la obesidad y el sobrepeso, el colesterol elevado, la hipertensión, la diabetes y el tabaquismo, entre otros, incrementan las posibilidades de sufrir un evento cardíaco o cerebrovascular.
Cuando un paciente presenta uno o varios de los factores de riesgo para sufrir un evento cardiaco o cerebrovascular, los especialistas recurren a la llamada prevención primaria, es decir, darle al paciente una serie de acciones enfocadas a reducir los riesgos y con ello evitar que se presente por primera vez un evento cardíaco o cerebrovascular.
“A este tipo de pacientes con alguno o varios factores de riesgo, especialmente a aquellos con sobrepeso u obesidad, les asignamos actividades físicas, indicándoles el número de días que las practicarán, así como duración e intensidad de cada rutina. Otras medidas son: control de la alimentación, en combinación con alguno o varios fármacos”, señaló el también miembro la Sociedad Mexicana de Cardiología, doctor Gerardo Medina González.
“Si un paciente presenta cifras altas de colesterol, se le indica ingerir comida baja en grasas y tal vez el uso de alguna estatina, un medicamento para bajar el colesterol; si es hipertenso, le recomendamos disminuir o le prohibimos el consumo de sal común y probablemente sea necesario un fármaco antihipertensivo; si es alguien con diabetes, se le diseña un plan alimentario para el manejo de sus niveles de azúcar en sangre, junto con algún hipoglucemiante, es decir, un medicamento para bajar la glucosa”, explicó.
“Es común que en la prevención primaria, además del ejercicio, la dieta y el apoyo de fármacos contra el colesterol, hipertensión y glucosa alta, a nuestros pacientes con riesgos elevados les prescribamos Aspirina a dosis bajas (Aspirina Protect), ya que hemos visto, en algunos estudios internacionales como el Physicians Healths Study[1], una reducción del 44% en la posibilidad de desarrollar un infarto de miocardio”, comentó.
Si bien la prevención primaria está enfocada a evitar un primer evento en los pacientes con alguno o varios factores de riesgo, la prevención secundaria está dirigida a quienes ya han sufrido un evento cardiaco o cerebrovascular, pues las probabilidades de tener un segundo evento aumentan considerablemente, lo que los vuelve pacientes de alto riesgo.
“Por ello, es de suma importancia aplicar todas las medidas posibles como dieta, ejercicio y el uso de fármacos, algunos realmente económicos como el ácido acetilsalicílico a dosis bajas (Aspirina Protect). Además, establecer metas terapéuticas más estrictas para hipertensión, colesterol y niveles de azúcar en sangre, todas estas acciones buscan íntegramente disminuir este riesgo elevado en nuestros pacientes”, señaló el especialista.
El uso de Aspirina a dosis bajas en los pacientes de alto riesgo, es una de las medidas más importantes en la prevención secundaria. Como se demostró en un análisis de resultados de 145 estudios con Aspirina, en alrededor de 100 mil pacientes, de los cuales 70 mil fueron considerados de alto riesgo, en quienes Aspirina redujo las posibilidades de sufrir un nuevo infarto de miocardio no fatal en un 30%, o un segundo evento cerebrovascular también en un tercio de ellos y la probabilidad de muerte cardiovascular en una sexta parte[2].
La importancia, sencillez y bajo costo de las acciones de prevención primaria o secundaria, contrasta cuando por ignorarlas o no seguirlas, el paciente llega a un primer o segundo evento cardio o cerebrovascular. Entonces, comienza una serie de acciones; primero un diagnóstico para descartar, corroborar o indicar el tipo de cardiopatía, el cual puede costar entre 20 ó 30 mil pesos, en una institución privada, sin incluir honorarios médicos.
“Una vez que diagnosticamos la enfermedad cardiaca, podemos determinar el procedimiento de intervención o quirúrgico, y su costo depende de múltiples factores, pero en términos generales tiene un costo aproximado de 100 a 800 mil pesos, con honorarios y atención hospitalaria previa, durante y posterior al evento”, refirió el especialista de Médica Sur.
Si bien en las instituciones públicas de salud no cobran directamente a los derechohabientes, esta atención sí representa altos costos, que no están tan alejados de los gastos que tiene el sector privado, lo que representa un porcentaje importante del presupuesto de las instituciones.
El cardiólogo Gerardo Medina González, adscrito al Hospital Médica Sur, comentó la importancia de “realizar la prevención primaria o secundaria, para evitar que las familias tengan que pagar un alto costo por su salud. Lo más triste es saber que dichos problemas, salvo los de origen genético, pudieron evitarse con medidas preventivas sencillas y económicas”.
[1] Steering Comite of the Physician’s Health Study Research Group. Final Report on the aspirin component of the ongoing physicians Health Study. N Engl J Med 1989; 321:129-135.
[2] Antiplatelet. Trialist Antiplatelet Trialists’ Collaboration. Collaborative overview of randomized trials os antipletelet therapy. I: prevention of death, myocardial infarction, and stroke by prolonged antiplatelet therapy in various categories of patients. BMJ. 1994;308:81-106.
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