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19/3/10

XXV Festival Internacional de Cine en Guadalajara en el Museo de Arte de Zapopan

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Por Héctor Medina Varalta

El Festival Internacional de Cine en Guadalajara es el festival de cine más importante de México, la principal vitrina de novedades de cine Iberoamericano del mundo y ciertamente el más activo foro de captación y negociación de proyectos y works-in-progress de América Latina. Año tras año aumenta la participación de realizadores, curadores y profesionales de la industria. La dirección del Festival, por su parte, ha puesto su empeño para que cada vez más directores escojan Guadalajara como plataforma de lanzamiento de sus películas.

Pionero en trabajar con luz artificial
El Lic. Julio Preciado coordinador de exposiciones del Museo de Arte de Zapopan comenta que dicha muestra es una investigación de la Fundación Televisa y está curada por Alfonso Morales quien estuvo investigando en su curaduría muchísimo en material fotográfico de Alfonso Morales y también trabajo fotográfico del maestro Gabriel Figueroa. La exposición contiene 17 trabajos temáticos. La exposición inicia con los primeros trabajos del maestro Gabriel Figueroa que son algunos retratos que empezó a hacer en un estudio que montó para realizar fotografías tanto de gente del medio artístico como gente común. Gabriel Figueroa fue uno de los primeros fotógrafos que empezó a trabajar la luz artificial para hacer los retratos. Cabe mencionar que también hay un salón dedicado a la película “Allá en el Rancho Grande”. En efecto, en 1936, en medio de una crisis en la producción cinematográfica nacional esta película otorgó a México su primer premio internacional en el Festival de Cine de Venecia en 1938. El éxito económico de esta cinta desencadenó una fiebre por el tema que llevó a la creación de un nuevo género cinematográfico: la comedia ranchera.

Allá en el Rancho Grande
En agosto de 1936, Gabriel Figueroa tuvo por fin la oportunidad de asumir la dirección fotográfica de un largo metraje luego de trabajar como stillman, iluminador, operador y cinematográfico sustituto. Allá en el Rancho Grande, la película que filmó bajo la dirección de Fernando de Fuentes, tuvo éxito nacional e internacional, y estableció la fórmula para un género que pasó a ser marca registrada de la cinematografía mexicana. Esther Fernández y el cowboy latino Tito Guízar fueron los principales protagonistas de este filme de amoríos campiranos generosamente sazonados con canciones de Lorenzo Barcelata y de otros panegiristas de la patria chica. Cruz, la historia que inspiró su trama, fue escrita por los hermanos Luz Guzmán de Arellano y Antonio Guzmán Aguilera. Este último mejor conocido como Guz Águila, había sido prolífico libretista de obras de teatro de revista cuando tal forma de entretenimiento, en los años veinte del siglo pasado, era una explosiva combinación de humor popular, sicalipsis y comentario político atrevido.

La Bola
En la memoria que hizo posible el cinematógrafo, aparato capaz de llevar al mismo plano móvil los registros tomados de la realidad y de las ficciones en que ésta es un simulacro más o menos verosímil, la Revolución mexicana fue un tema de documentos noticiosos, apuntes propagandísticos, evocaciones exaltadas y visiones carnavalescas con olor a pólvora y tequila. En los años treinta del siglo XX, luego de formarse el partido político en que debían dirimir sus conflictos de facciones victoriosas, la memoria histórica de la llamada “bola” continuó su proceso de institucionalización, al tiempo que se construía en la capital mexicana el monumento que celebraba las hazañas de héroes que en vida habían sido contrincantes. En esa década, Figueroa trabajó como fotógrafo de fijas, operador y cinefotógrafo en películas que ilustran los distintos modos en que reconfiguró, en el terreno de la ingeniería fílmica, el recuerdo de hechos, ambientes y personajes que pertenecían a un pasado reciente: Revolución o La sombra de Pancho Villa (Miguel Contreras Torres, 1932); Enemigos (Chano Urueta, 1933); Vámonos con Pancho Villa (Fernando de Fuentes, 1935); La Adelita (Guillermo Hernández Gómez y Mario de Lara, 1937); y Los de abajo (Chano Urueta), 1939). A esta última película y a La noche de los mayas- filmada el mismo año y bajo las órdenes del mismo director-, Figueroa las reconocería más tarde como las primicias de su estilo, afín a la estética de los maestros del muralismo mexicano.

Homenaje a Gabriel Figueroa
También se puede apreciar una de las primeras cintas en las que Gabriel Figueroa participó como fotógrafo: La mujer del puerto, una de las películas más preciadas del Cine de Oro Mexicano. “Figueroa vivió 90 años-añade Preciado-, muy lúcido, muy creativo y muy trabajador”.
El Museo de Arte de Zapopan, muestra más de 300 fotografías y varias proyecciones en pantalla, hay monitores donde se están exhibiendo de acuerdo a cada hecho temático, ciertos fragmentos de las diversas películas. La idea es que le nazca a la gente el interés por ver esas películas que son tan importantes en la época del cine nacional.
“El primer festival-concluye Preciado- es un homenaje que se le hizo al maestro Gabriel Figueroa en el Palacio de Bellas Artes; luego pasó al Centro Cultural Tijuana, después en la ciudad de Monterrey y a Zapopan dentro del marco del Festival Internacional de Cine en Guadalajara. La exposición se inauguró el lunes 15 del presente. Más que ver la obra de Figueroa, es adentrarse en lo que es el cine, una de las manifestaciones artísticas más completas, y el maestro Figueroa juega un papel importantísimo.”

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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Mis felicitaciones al Sr. Carlos Medina Varalta, autor de esta nota tan documentada con datos, fechas y nombres que la hace más interesante. Dan ganas de asistir a la exposición en Zapopan y al Festival.

Dr. Jorge Sánchez Morlett
Tel. 01 (33) 3826-2042