Por: Héctor Medina Varalta
Rosa Barocio es licenciada en educación, en la actualidad se dedica a impartir conferencias en la ciudad de México, Estados Unidos, España, Argentina y Changay (para la comunidad latina, pues tiene un hijo que se fue a ese lugar a estudiar chino). La comunidad latina en China la invitó y le publican sus artículos en la revista “Hola China”. Barocio ha escrito varios libros, el primero se ttula: “Conoce tu temperamento y mejora tus relaciones” de la editorial PAX, éste lo escribió porque quería ayudar a los maestros, especialmente a comprender cómo es qué aprenden los alumnos y por qué aprenden de maneras distintas y eso define el temperamento, lo escribió también con la intención de que los maestros les tengan más paciencia a los alumnos, sin embargo, ese libro se puede aplicar a cualquier relación: de pareja o relación con los hijos con los padres.
Si conocemos el temperamento podemos entender por qué razón reaccionamos de forma distinta ante la misma situación. El temperamento nos ayuda a saber tratar a las personas y conocer por qué hay conflictos, pues hay personas con las cuales chocamos y con otras todo es facilito. Barocio asegura que es así como nos hemos ido del autoritarismo a la permisividad. Ahora, en la permisidad, los que están muy bien plantados son los niños. El niño dice: “tengo mis derechos”, “voy a demandar a mis padres”. Ante tanta información, ante el miedo a traumarlos, lo que sucede, es que sueltan la responsabilidad y se la dejan a los hijos. Entonces, vemos niños que están creciendo solos, son caprichosos, exigentes, irrespetuosos, demandosos e irresponsables, porque no tienen a su lado a alguien que sepa orientarlos.
Tratar a los hijos con amor
Por ejemplo, si el maestro le llama la tención al alumno, al rato está ahí el padre quejándose de maltrato escolar. Algunos maestros tienen temor de llamarles la atención a los alumnos. Lo que propone la educadora, es un acercamiento intermedio, un equilibrio, en los que nos estén permitidos ni el autoritarismo ni la permisividad, en donde hay respeto mutuo. La licenciada en educación, es autora de un libro que se titula: “Disciplina con amor para adolescentes”, de la misma editorial, libro que se enfoca a esta etapa de cambio. El, problema es que si los padres no le ponen límites cuando sus hijos son pequeños, cuando éstos llegan a la adolescencia la cosa se pone más difícil. En este libro, la escritora proporciona sugerencias concretas de cómo tratar al adolescente, por esta razón la palabra amor aparece en dos de sus libros. Lo que la autora desea es que los padres traten de una manera más amorosa a sus hijos, pero que no malinterpreten lo que es amor. Amor no es consentirlos, amor no es permitir que exijan y demanden cosas que no les convienen; amar a un hijo es atender sus necesidades básicas. Este libro es muy leído porque viene está escrito en un lenguaje muy sencillo y la ayuda es muy práctica y muy concreta.
Escuelas para padres
Barocio también escribió “Disciplina con amor: como poner límites sin ahogarse en la culpa”. Este libro es muy popular pues se vende muchísimo. “Creo que hoy en día-asegura-están buscando una orientación o una guía, porque el sentido común, creo que lo hemos perdido. Anteriormente, los padres educaban por sentido común, y se basaban en cómo habían sido educado ellos (los padres) y las generaciones anteriores y, por supuesto, entonces se caía en el autoritarismo, ya que se iban al otro extremo: golpes, insultos y castigos. Ahora los hijos actuales no saben cómo educar a los suyos porque no quieren hacer lo que hicieron con ellos.
En la actualidad, existen muchas escuelas para padres, esto quiere decir que hay mucho interés y que los padres se están dando cuenta de que no sólo es engendrar a un hijo, sino que hay que educarnos y para esto hay que buscar información. “Yo les digo a los padres de familia, que estamos viviendo una época en la que nos puede parecer muy difícil en muchos sentidos: económicamente y socialmente, pero a nivel de padres, existe mucha información, si estoy interesado en ser un buen padre o madre puedo encontrar solución. Lo maravilloso de esta época es que hay mucha información, mucha ayuda, nada más hay que interesarnos, hay que leer”.
Para las personas que están muy ocupadas o que no les agrade la lectura, las conferencias de Rosa Barocio, también se pueden conseguir en audio.
Hábitos que se van formando
Cuando un niño es demasiado sobreprotegido por sus padres, puede repetirse la misma acción en la edad adulta. De acuerdo a Barocio, esto se debe a hábitos que se van formando, por esta razón es muy importante que los padres se revisen lo que recibieron de sus padres. Esto es algo importantísimo, si a alguien le gritaban y golpeaban, esa persona tiene que detenerse y preguntarse: “¿voy a hacer lo mismo con mis hijos? El problema, es que, a veces nos vamos al polo opuesto: si a mi me golpeaban, ahora yo consiento en morir. Hay dos opciones o repetimos en automático o nos vamos al otro extremo. ‘Si me golpeaban, ahora le doy todo a mi hijo y nunca le niego nada y lo complazco y soy permisivo’. Esta es una gran equivocación, hay que ir al equilibrio, a un punto medio; si a mi me golpeaban, ahora tengo que planear otras maneras para educar, pero no a través de los golpes y de los insultos, esto no es necesario. Cualquier padre o madre puede poner un límite sin lastimar a los hijos.
Consecuencias de una mala educación
Los padres arreglan las cosas con un “te lo dije, pero no hiciste caso. Bien te dije que esa película no era para ti, por eso tienes pesadillas”. El trabajo de los padres es estar presentes siempre con sus hijos, pue4s cómo eso de qué te lo dije. A los padres no está faltando autoridad, no autoritarismo y poner límites cuando lo creemos necesario. Cabe mencionar que los padres no les caemos nada bien cuando ponemos límites, pero no estamos para ganar concursos de popularidad, estamos para guiar a esos niños y prepararlos para el futuro, pues que futuro se le espera a un niño consentido, que a todo se le dice que si y que no tiene tolerancia a la frustración. Por eso es muy importante preguntarnos: lo que estoy haciendo hoy, “¿qué impacto tendrá mañana?”, pues no los estamos preparando para este momento sino para su vida futura. Por esta razón, los adolescentes no quieren madurar pues quieren quedarse en la adolescencia. “Me encontraba-concluye Rosa Barocio-en la Paz, Baja California y conocí a un matrimonio español. En el trascurso de la plática, supe que ellos tenían una casa en Puebla y otra en Madrid; compramos la casa en Puebla porque tenemos cuatro hijos, una hija se salió porque se sacó un departamento en una rifa. Los hijos tienen 27, 30 y 32 años de edad, pero como no se quieren salir de la casa, nos salimos nosotros y por esa razón tenemos casa en Puebla”.
Este es un fenómeno que no sólo se está viviendo en Europa sino en México, pues hace falta educar a los hijos.
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