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21/12/10

Yudi Kravzov, una adorable escritora de cuentos eróticos

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Por: Héctor Medina Varalta

A través de las líneas de Yudi Kravzov, el lector emprende travesías por espacios clandestinos y escucha velada la intimidad de varias voces. En ese desafío es inevitable convertirse en su cómplice y dejarse guiar por los recovecos de sus narraciones. Sus personajes principales son el cuerpo y el alma. Los abraza, los estruja y nos los deja llegar hasta nuestros sentidos.
En 2008, comenzó a retratar a sus lectores, a ser su portavoz y a llenar junto con ellos un álbum de instantáneas que publica semanalmente en El Gráfico Universal. Ha dado clases de Narrativa Erótica en la Universidad Ibero Americana. Elixir de zafiros (2002; 2007 y 2010) es su primera novela; The monkey on my back y No toques al perro, sus cortometrajes. Ha publicado cuentos en siempre eróticos y actualmente s una de las conductoras del programa “Sexo entre cuatro”, del canal Once. México es su país y su mundo la literatura.

Confidente y seductora

Durante la presentación del libro “Instantáneas” de Yudi Krasov, los ponentes: Dinorah Pesqueira, Marivi Cerisola, Jorge Alemán, Muricio Elizondo y Manuel de Piramontana leyeron varios cuentos. Pesqueira comentó: Las instantáneas son un racimo de momentos, historias secretas en las que hay desengaño, abandono, egoísmo, prohibiciones sociales, desamor y otras desavenencias que Yudi Kravsov baña de sexo. Cada sábado, con la frase “Déjame contar tu historia”, la autora invita a sus lectores a compartir un momento de su vida que de otra manera estaría muda. Así, Yudi Kravzov se convierte en confidente, en cómplice y voz de los protagonistas para tejer delicadamente ese instante y llevarlo de la oscuridad a la luz.
Secretos y confesiones, llegan a su correo electrónico desde donde ella rescata esas palabras, se las pone en la piel, les da vida y las transforma, conservando frases y reflexiones de quienes las escribieron. “El instante es la eternidad”, por eso, cada instantánea es parte del crecimiento social. El resultado trastoca a todos los involucrados: al que la escribe, a quien la dibuja y a quien la lee. Cabe resaltar que los bellos y eróticos dibujos son de Oscar Altamirano Reyes.

Azul

Yudi leyó Azul, uno de los cuentos que aparecen en esta antología. Para que nuestros lectores de informante se den una idea del erotismo tan bello que encendió de pasión y otro tanto de lujuria a quienes estuvimos presentes, va para ustedes esta hermosa historia: Ana me encanta. Es lista, alegre y honesta, además, cuando le da el sol, su cabellera se pinta de tonalidades rojas y se ve cobriza. Me contó que su madre no sabe del piercing en el ombligo ni tampoco del tatuaje de sus piernas; a sus 27 pocos la conocen bien, y es que siempre ha querido parecer una chava clásica y ejemplar, dedicada y trabajadora. Nadie sabe que dentro de esa Ana existe escondida una mujer transgresora que desde pequeña le gusta pasarse horas viendo revistas de moda sólo porque ahí aparecen bellísimas mujeres a las que secretamente sueña besar un día.

Bisexual de clóset

Como Ana es sensual y erótica logra capturar la atención de empresarios jóvenes con gran porvenir, muchachos comprometidos con su trabajo que su madre ve como excelentes partidos, pero ella sabe que nunca va a formar una pareja convencional, y es que la Ana que yo conocí es una mujer en la búsqueda de sensaciones nuevas, que adora sentirse viva. Supe de ella por una página gay donde se presentó a sí misma como una bisexual de clóset con mayor inclinación hacia las mujeres. Fue ahí donde nuestros caminos se cruzaron. Le dije que mi nombre era Azul, quedamos de vernos en la estación del metro Sevilla. Caminamos por la Zona Rosa platicando sobre nuestras vidas para terminar cheleando en un bar donde un par de chicas se besaban sin pudor frente a todos. Ana se quería salir, por eso le acaricié las piernas y le describí con palabras lo que las dos veíamos.

Hasta que el orgasmo la desbaratara

La siguiente cita se dio en mi departamento. El trayecto fue larguísimo y los roces en el vagón fueron discretos y constantes. Mi mano, su mano, mis dedos, su cintura, sus pechos sus labios. Llegamos. Nerviosa empecé por mostrarle mi casa, mis cuadros, mis discos. Preparé bebidas, la llevé a mi cama. Su miedo era evidente y mis deseos también. Me quería ir con calma, pero la idea de ser yo su primera mujer me rebasaba. Quería que se mojara antes de sentir mis caricias, que conociera su cuerpo en el mío, guiarla lentamente hasta el orgasmo que la desbaratara; finalmente, la experimentada era yo.

Gemíamos lentamente...
Le dije que estaba feliz de volver a respirar su perfume y su sabor, reviví contenta el agasajo que nos dimos en el bar y que yo todavía traía a flor de piel. Acaricié su cuello, me abracé a su espalda y la besé con toda la delicadeza que fui capaz. Ella trataba de imitarme, corresponder a mis caricias, pero yo detenía sus manos y la invitaba a sentirme toda sobre su piel. Estábamos las dos tan cerca que nuestros corazones palpitaban juntos mientras gemíamos suavemente, y sí, yo no necesitaba más que mirar su rostro disfrutar. La sentí desvanecerse en mis manos.  
Nos vimos dos veces más. Podría jurar que ella sigue teniendo contacto íntimo con féminas porque su manera de mojarse y de disfrutar la hace una de las nuestras, pero por más que la busco no la encuentro.

Trayectoria

Yudi estudió lengua y literatura hispánica en la UNAM, tiene doctorado en lingüística en el Colegio de México, imparte clases en el la Escuela Nacional de Antropología e Historia y es profesora del Programa Educación a Distancia en la UNAM y sociolingüística.
La guapa escritora compartió sus experiencias en los cuentos que le envían sus televidentes y que ella corrige y les da ese toque de erotismo que sólo una mujer puede darle a la escritura. “Para mi-expresa conmovida-es muy grato ver el rostro de felicidad en aquellos que me han enviado sus historias y ahora las pueden ver publicadas. Por otra parte, un radioescucha me comentaba que le fascinan besar los pies femeninos, y varios más descubrieron que no eran los únicos. Relatos como este, se escuchan en cada uno de sus programas.


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