Actualmente es posible hablar en el mundo de un ser humano con conectividad, adopción tecnológica, consumos de servicios de telecomunicaciones, equipamientos, etcétera, cada vez más intensivos. En efecto, esa acentuación en servicios y bienes de soporte y acceso de telecomunicaciones nos delinea una sociedad cada vez más integrada por una suerte de Homo Telecom.
Afortunadamente, México no se abstrae de dicha tendencia. Si comparamos nuestros consumos con los de 10 o 15 años atrás, encontramos que hemos pasado de tener una línea fija y acaso un fax, a una situación en donde cada vez más personas tienen gastos por dos líneas telefónicas en casa y servicio de Internet de banda ancha. De manera similar, las empresas son cada vez más intensivas en servicios de transmisión de datos, voz, videoconferencia y todo tipo de operación en red para sus procesos de planeación, administración, abastecimiento, producción, venta y distribución de mercancías y servicios.
En este sentido, a pesar de que hace una década la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU) la definía como la capacidad de transmisión de datos con velocidades por encima de 1.5 mbps, los estándares internacionales actuales han acotado este mínimo a un valor entre cinco y 2,000 veces esta velocidad.
Banda ancha fija.
En México, la evolución de la banda ancha ha tenido un lento avance entre la sociedad, dejando al país en un importante rezago con respecto al resto del mundo, inclusive países con características socioeconómicas similares al nuestro.
Al cierre del 2011, la banda ancha fija en el país alcanzó 13.5 millones de conexiones (crecimiento anual de 15 por ciento). A pesar de su elevado dinamismo con tasas de dos dígitos, su penetración alcanza escasamente 12 conexiones por cada 100 habitantes. Además de su baja penetración, llaman la atención las bajas velocidades del servicio.
Si bien en el lado positivo es posible notar también que en la actualidad, prácticamente, todas las empresas de telecomunicaciones ofrecen algún servicio de Internet de alta velocidad, alimentando la reducción de precios, el aumento de la velocidad y el crecimiento en el número de suscriptores derivado de la mayor competencia que esta tendencia ha traído al mercado.
De hecho, la fuerte inyección competitiva es en buena medida atribuible a los operadores de telecomunicaciones por redes TV de paga, cuyo posicionamiento en el mercado a través de la oferta de servicios convergentes supera incluso a algunas empresas de telefonía fija, pioneras en la oferta de este servicio.
Gracias a esta situación es de esperarse que esta tecnología continúe permeando los distintos niveles de la sociedad mexicana, aunque también será necesario un marco regulatorio que garantice efectivamente el acceso generalizado de la población.
Banda ancha móvil. Una de las mayores contribuciones que ha visto Internet ha sido la conectividad móvil, dando un giro completo al acceso a la información.
Gracias al elevado nivel de penetración de las telecomunicaciones móviles en el país, segmento al que cuatro de cada cinco mexicanos tienen acceso, esta tecnología brinda una oportunidad única de aumentar la conectividad de los mexicanos. Este salto tecnológico elimina las barreras de acceso, que necesitaban tradicionalmente una computadora, mientras que en la actualidad sólo es necesario contar con un smartphone para tener la posibilidad de mantenerse conectado permanentemente.
Por otra parte, el avance tecnológico ha derivado en un importante aumento en la oferta de smartphones, además de una baja generalizada en los precios de planes de datos, motivando esta nueva tendencia always on. En la actualidad, 12.5% de los teléfonos móviles en México es smartphone, de los cuales casi 60% cuenta con un plan de banda ancha móvil. Así, al cierre del 2011, 7.2 millones de usuarios móviles contaban con un plan de datos, que les ofrece la posibilidad de acceder a Internet desde su dispositivo móvil sin importar en dónde estén.
Una de las mayores ventajas de este tipo de servicio es que representa el principal impulsor de los demás servicios de valor agregado como música, juegos y aplicaciones, ya que son descargadas principalmente a través de la red. De esta forma, los operadores reconocen que una tercera parte de sus ingresos provienen de los planes de datos y es posible esperar que esta participación continúe en aumento.
Sin embargo, no podemos olvidar que la gran mayoría de la población todavía no cuenta con acceso a estos servicios, a pesar de la gran oportunidad de negocio que representa para los operadores. Esperemos que la SCT logre implementar sus recientes objetivos para el impulso de esta tecnología, que ofrece la oportunidad de dar el salto tecnológico en la conectividad de los mexicanos.
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