-
Principal cáncer en menores; se caracteriza por proliferación y
acumulación anormal de células inmaduras de la sangre.
- En pacientes de alto riesgo es posible que 50 por ciento de ellos
sobreviva hasta cinco años; en los de riesgo habitual, del 70 por ciento.
Hace 50 años la leucemia aguda infantil era un padecimiento mortal. Hoy
en día es un cáncer más controlable por los avances en el tratamiento de esta
enfermedad, gracias a la amplia investigación realizada en las últimas cinco
décadas por ser el más frecuente en menores, expuso Jorge Alfonso Martín Trejo,
pediatra hematólogo del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
El especialista adscrito al Servicio de Hematología del Hospital de
Pediatría del Centro Médico Nacional (CMN) Siglo XXI agregó que hoy día es un
cáncer más controlable que el que se presenta en adultos, ya que entre los
factores para controlarlo está la aplicación de quimioterapias, a las que los
menores tienen mejor tolerancia.
La leucemia aguda, la principal enfermedad neoplásica (cáncer) que
afecta a menores, se caracteriza por la proliferación anormal de células
inmaduras, originadas en la médula ósea, capaces de invadir cualquier región
del cuerpo, lo que provoca falla orgánica y la muerte como consecuencia, explicó.
Este padecimiento se puede presentar en cualquier edad pediátrica (hasta
los 17 años). Sin embargo, ocurre con más frecuencia entre los dos y los cinco
años, y después entre los 14 y 15. En México, por razones aún desconocidas, hay
otro pico entre la edad de ocho y nueve años, señaló Martín Trejo.
El hematólogo añadió que los síntomas son de una gama amplia. La mayoría
de los menores con leucemia infantil presentan palidez y fiebre ligera, sin
predominio de horario, que no se controla con medicamentos, además de dolor
articular de miembros inferiores como tobillos, rodillas y en pocos casos en las
muñecas.
En el Seguro Social, dijo, se pone especial atención para detectar otros
indicios que también se presentan por la infiltración orgánica de las células
malignas en órganos como hígado, bazo y los ganglios, principalmente. Pueden
estar crecidos y el abdomen abultado. Además, se buscan masas tumorales en el
cuero cabelludo, en la piel, testículos, en los globos oculares, entre otros
lugares, aunque con menor frecuencia.
Martín Trejo precisó que al no haber glóbulos blancos se presentan infecciones
que pueden ir desde leves a graves y también, al no existir plaquetas, se
producen manifestaciones ligeras de sangrado en la piel, hasta más delicadas en
las encías, orina, evacuaciones, cabeza, pulmones, entre otras.
La leucemia infantil aguda puede ser linfoblástica (70 por ciento) o
mieloblástica (30 por ciento), de acuerdo al tipo de células que se vean
afectadas, precisó. La linfoblástica, de riesgo bajo, tiene 90 por ciento de
probabilidades de controlarse y hasta el 70 por ciento de pacientes pueden, con
los años, llegar a considerarse curados después de terminar un tratamiento controlado.
En particular, en el Hospital de Pediatría del CMN Siglo XXI del IMSS se
atienden al año alrededor de 35 casos nuevos de leucemias linfoblásticas y 10
mieloblásticas. En los pacientes que son catalogados de riesgo alto con un peor
pronóstico se logra que 50 por ciento sobreviva hasta cinco años. En los de
riesgo habitual o menos agresivos, la sobrevida es del 70 porciento, señaló el
especialista.
El pronóstico depende de los resultados de los estudios que se les
realizan para determinar la afectación a los órganos, células y material
genético o cromosomas. En el Instituto, esta información señala las
probabilidades de control del padecimiento y el tipo de tratamiento de
quimioterapia a seguir que se les brinda a los pacientes, dijo. Generalmente tiene
una duración de dos a tres años dependiendo de qué tan agresiva sea la
enfermedad.
Al final de este periodo, los especialistas evalúan el caso y si el
paciente está en condiciones de suspender el tratamiento y su organismo puede
controlar la enfermedad, pasa a la etapa de vigilancia. Dependiendo del tipo de
cáncer infantil, esta etapa dura entre cuatro y siete años. Por ello, el tiempo
total para que se pueda hablar ya de curación, es de siete a 10 años, concluyó.
regresar/home
0 comentarios:
Publicar un comentario