Por: Héctor Medina Varalta
En días pasados la asociación civil CODICE (Comunicación, Diálogo y Conciencia) convocó a los medios de comunicación de la ciudad de Guadalajara, Jalisco, a una rueda de prensa, en la cual se impartió un taller para que los periodistas tuvieran mayor información acerca de los efectos nocivos del tabaquismo. Las ponentes fueron: la Dra. Guadalupe Ponciano, Coordinadora de la Clínica para el Tratamiento del Tabaquismo de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México y la Dra. Luz Myriam Reynales, Jefe del Departamento de Investigación en Tabaco del Instituto Nacional de Salud Pública, con los temas Información actualizada sobre: Epidemiología local, Prevalencia, C. Morbi-mortalidad provocada por el consumo de tabaco, Costo económico a cada estado, por gastos médicos asociados al tabaquismo y Contrabando, impuestos y estrategias de la industria tabacalera. Ambas ponencias despertaron el interés del público.
La Dra. Ponciano dijo que desafortunadamente existen muchos mitos acerca del tabaquismo: vas a engordar si dejas de fumar, los parches no sirven para nada, los grupos de autoayuda no son útiles, etc., etc. Por lo tanto, hay mucha desinformación en cuanto al tabaquismo. Ponciano tituló su ponencia, “Tabaquismo, ¿hábito o enfermedad?” porque todavía existen personas que todavía algunas personas consideran que el tabaquismo es un hábito, un hábito es una conducta que se repite pero que no tiene consecuencias; una enfermedad evidentemente es algo distinto y el tabaquismo es una enfermedad, una adicción.
Breve historia del tabaco
La Dra. Ponciano señaló la historia y las características de la epidemiología del tabaquismo para entender por qué se están dando esa serie de mitos, pues los fumadores que conocen los efectos del tabaquismo siguen fumando. Para entender porque el tabaco ha estado siempre a nuestro lado, la Dra. Ponciano contó la historia de esta planta; en primer lugar esa planta tan bonita se origina en la América precolombina. En seguida mostró una estela de Tuxtla Gutiérrez en donde un dios maya se encuentra fumando y otras imágenes que nos hablan de que se están preparando para ese ritual porque lo usaban básicamente para eso, no como lo usamos nosotros. Ellos usaban esta planta para rituales mágico—religiosos y curativos, pues para ellos era una planta mágica—curativa; y aquí el origen del nombre: cuando llega Cristóbal Colón a América, los nativos le regalan, entre otras cosas, plantas de tabaco y entonces ya Nicot, que era embajador de Francia lo que hace es que a la reina Catalina de Medicis que en ese momento le dolía la cabeza y le regala unas plantas y le dice que en el Nuevo Mundo esas plantas eran una maravilla pues curaban de todo, y entonces Ninneo el gran taxónomo sueco cuando empezó a clasificar en su libro “Especies Plantorum”, elige a esta planta con el nombre de Nicotiana, en honor al embajador Nicot, este personaje nunca se imaginó que iba a pasar a la historia dándole el nombre a una de las drogas más adictivas, la nicotina y a una de las plantas que más daño causa a nuestro organismo. La paradoja es que a la reina se le quitó el dolor de cabeza, bien sea por casualidad o por el efecto placebo. Desde ese momento se esparce el rumor de que esa planta tiene poderes curativos.
Surge el mito
Esto se confirma con un médico español de nombre Nicolás de Munardes en su libro “De las cosas medicinales que se trajeron de las Indias” en 1580, en dicho texto, el médico escribió que la planta curaba cerca de 65 enfermedades, esto contribuyó a que todo mundo pensara que esa planta curaba cualquier enfermedad. Sin embargo, la controversia empieza en el siglo XVII, en 1600, en donde el rey Jaime I decía que era una costumbre asquerosa a la vista, odiosa al olfato, dañina al cerebro, peligrosa al pulmón y el pestilente humo negro semeja el peligroso río de la muerte del abismo sin fondo. Tan mal le parecía la costumbre de fumar que solía decir, que si el diablo acudiera a cemar le ofrecería una pipa. A partir de entonces, hubo dos corrientes: los que aceptaban el tabaco y los que lo rechazaban. Sin embargo, el hábito se mantiene hasta que en 1882 se inventa una máquina en la que suple las manos de los obreros y se empieza a fabricar el cigarro como un producto industrial para vender, y con esto se inicia la diseminación importantísima del cigarro, pero sin la connotación que tenían los pueblos precolombinos de que era mágico, sino que se le quita esta magia al tabaco y empieza a diseminarse. La Primera Guerra Mundial representa un parte aguas para la difusión del consumo de tabaco a nivel masivo. Por supuesto, esto continúa en la Segunda Guerra Mundial; las empresas tabacaleras repartían en los campos de batalla y les daban lo que quisieran fumar. Evidentemente cuando concluyeron ambas guerras los soldados que regresaron eran ya adictos al tabaco. Fue una estrategia verdaderamente maquiavélica, pues en la década de los años 40 del siglo pasado hasta los médicos recomendaban fumar, porque en ese tiempo no se sabía nada de los efectos nocivos del tabaco. Hay varios mecanismos de defensa en el fumador. Así mismo, la mayor parte de las personas no fuman. Entonces, con toda esta información que tenemos explica los daños del tabaco comparativo con otras enfermedades son relativamente recientes. Por esta razón es muy importante educar a la población, y eso no va ser mañana pues todos sabemos que los procesos en donde tenemos que cambiar la información y el “chip” de las personas llevan mucho tiempo.
Versión de la industria tabacalera
Por su parte, la Dra. Luz Myriam Reynales de nacionalidad colombiana, expuso que lleva diez años investigando las consecuencias del tabaquismo en México. “Hemos visto—enfatizó—que el humo del tabaco es un problema para aquellos que lo consumen, sin embargo, el problema es que tiene una externalidad. Es decir, que el humo del tabaco de los fumadores afecta a terceros que no están involucrados, esto implica un gravísimo problema y afectar a un tercero que no tiene nada que ver en el asunto tiene una dimensión muy importante, desde el punto de vista de la sociedad, desde el punto de vista de salud pública, pues necesita de cualquier manera ser regulada”.
Cuando hablamos de esta parte del humo del tabaco ambiental no podemos quedarnos con la idea que nos vende la industria tabacalera: que es algo molesto, pues sólo apesta el cabello y que solamente se impregna en la ropa cuando uno asiste a la disco o en un lugar donde se está fumando. Lo que pasa en realidad es que así como el fumador al inhalar el humo también tienen problemas de salud, así los no fumadores tienen el mismo problema cuando inhalan ese humo, y esa es la gran controversia que se está desatando en este momento en el que ya hay evidencia científica que indica que los que nunca han fumado pero que están expuestos a ese humo pueden desarrollar enfermedad cardiovascular, enfermedad cerebro-vascular, cáncer de pulmón, en principio los adultos. Dada esa relación causante, un tercero no involucrado que además puede sufrir una enfermedad es lo que ha dado todo este conflicto regulatorio que se está viviendo en este momento en término de los ambientes 100% libres de tabaco.
Cero humo de tabaco
El humo del tabaco es un riesgo para la salud, que el estar expuesto a ese humo se tiene mayor probabilidad de desarrollar un evento negativo como en este caso, un infarto o una enfermedad cardiovascular o un cáncer de pulmón, que no hay niveles seguros de exposición. Por eso no hay niveles seguros de exposición, ¿Entonces, por qué esa molestia de que sea 100% seguro. Esto tiene una razón científica, qué básicamente dada la conjunto de contenidos que tiene el humo del tabaco como tal, que muchos de ellos son cancerígenos es que no hay un nivel seguro de exposición, y resulta que el cáncer no funciona como las otras exposiciones.
En seguida, la Dra. Reynales explicó que si una persona come más de lo normal, sucede que engorda, y si fuma una mayor cantidad de cigarros tiene mayor probabilidad de desarrollar cualquiera de las enfermedades que se han mencionado; también si fuma durante mayor tiempo tiene mayor probabilidad, sin embargo, esto funciona muy bien para las enfermedades, por ejemplo, como el infarto, la EPOC y otras enfermedades crónicas, esto no sucede lo mismo con el cáncer, el cáncer es un proceso estocástico, esto quiere decir que a pequeñas concentraciones en un mal momento que el organismo de una persona está susceptible, pequeñas concentraciones pueden detonar un cambio celular y aparecer el cáncer. Por esa razón, la Dra. Reynales insiste en que la exposición tiene que ser cero, porque pequeñas concentraciones a personas que tienen otras series de factores podrían ocasionar un cambio celular, un daño celular que no se repara y entonces aparece el tipo de cáncer. El otro punto importante es que afecta a terceros, es decir los niños; el otro grupo vulnerable son los adolescentes, pero la población más vulnerable son las mujeres embarazadas y los trabajadores de hotelería. “Aunque parezca risible—concluyó--cuando una persona no fumadora asiste a un bar, se fuma una cajetilla de cigarros en cinco horas. Entonces, hay que imaginar lo que les sucede a los trabajadores de ese lugar que trabajan ocho horas diariamente a concentraciones muy altas en un tiempo muy corto durante toda la semana. Entonces, tienen mayor riesgo de desarrollar un cáncer o una enfermedad como tal.
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