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18/6/10

Sabe usted, ¿qué son los eicosanoides?

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Por: Héctor Medina Varalta

El dato:
Si el objetivo de una persona es tratar una enfermedad cardiaca, necesita combinar el control de la insulina con el aceite de pescado. Sólo así podrá reducir al máximo la tasa de AA/EPA (parámetro que mide inflación) y reducir la formación de eicosanoides “malos”)

El dolor en el tórax, desde el cuello hasta el final de las costillas, es un síntoma que puede tener muchas causas, aunque la más conocida es el infarto de miocardio, o su forma menor, la angina de pecho. Que un dolor en el pecho sea signo de un problema en el corazón o de otro problema cualquiera, depende mucho de la edad en la que el dolor ocurre, del tipo de dolor y de las circunstancias en las que se inicia. El tórax puede doler al respirar profundamente con un dolor agudo, corto, punzante, que cede al interrumpir la respiración y dura muy poco. Puede doler si hay un neumotórax, es decir, una pequeña rotura del pulmón que deja escapar el aire entre las pleuras. Puede doler también por una infección en el pericardio, que es la membrana que envuelve al corazón. Hay muchas más causas de dolor en el tórax, pero generalmente en lo primero que se piensa es en el infarto.

Los eicosanoides
El Dra. Silvia Orozco, autor de varios libros de nutrición, en entrevista exclusiva para ADN Corporation , comenta que tenemos más enfermedades cardiacas que nunca, y conforme va envejeciendo la población, más de nosotros moriremos a causa de ellas. Simplemente, no estamos haciendo todo lo necesario para afrontar la causa subyacente de las enfermedades cardiacas que no es otra cosa que una disminución en el flujo sanguíneo al corazón y un aumento en la inflamación de las arterias. Ambos son fruto de una mayor producción de los eicosanoides “malos” (sustancias fisiológicamente activas cuya función y efectos en los sistemas biológicos son muy amplios). Ambos son fruto de una mayor producción de los eicosanoides “malos”.

No todo es causa del colesterol
Orozco hace hincapié en que más que poner la fe en la esperanza de alguna operación de importancia o un nuevo tratamiento con fármacos para salvar la vida después de empezar a tener enfermedades cardiacas requiere mucho más que bajar los niveles de colesterol. También asegura que el 50% de las personas hospitalizadas (en EUA) por infartos tienen sus niveles de colesterol normales, y un 25% de las personas que desarrollan enfermedades cardiacas prematuras no tienen ninguno de los tradicionales factores de riesgo. Así que quizás un colesterol alto no es la causa real de las enfermedades cardiacas, en primer lugar.

Niveles altos de eicosanoides
Para la Dra. Orozco, los mejores indicadores de un futuro infarto cardiaco provienen de estudios de prospección que les hacen un seguimiento a personas sanas durante una serie de años para determinar quiénes son los que van a desarrollar enfermedades cardiacas, y después preguntarse por qué. Como son unas pruebas muy caras, se hacen muy pocas, pero las que existen indican que los niveles de colesterol son un indicador muy poco fiable de futuras enfermedades cardiacas. “De hecho-afirma Sears-la posibilidad de futuras enfermedades cardiacas tiene que ver con niveles excesivos de eicosanoides ‘malos’, exactamente las hormonas que se pueden modificar con mis recomendaciones dietéticas”.

Causas de infartos
De acuerdo a la OMS, toda persona mayor de 50 años, que fuma, es obesa, ingiere grasas animales, tiene presión alta y lleva una vida sedentaria, está muy propenso a padecer un infarto. Por su parte, la Dra. Orozco sostiene que también se deben a otras causas: formación de un coágulo, inestabilidad de la placa, espasmo vascular y caos eléctrico (muerte súbita). Ninguno de estos casos de infarto tiene mucho que ver con los niveles altos de colesterol, pero todos ellos tiene mucho que ver con unios niveles excesivos de eicosanoides “malos”. Por fortuna, la corriente generalizada de los médicos está empezando a cambiar. En los últimos años, un número creciente de investigaciones, especialmente los estudios prospectivos, ha demostrado que un nivel alto de insulina aumenta notablemente el riesgo de enfermedades cardiacas. “La razón estriba- refiere Orozco- en que el exceso de insulina hace que el cuerpo produzca un exceso de eicosanoides “malos”.

La grasa del pescado, el medicamento del futuro
Por otra parte, la nutrióloga refiere que los ácidos grasos omega 3 han ganado un merecido prestigio desde que se descubrió que los esquimales –que comían ingentes cantidades de grasa de ballena- tenían muy baja incidencia de enfermedad coronaria, igual ocurrió con los poli-insaturados y mono-insaturados del aceite de oliva, en relación con la dieta mediterránea y la paradoja francesa. Se ha demostrado que los ácidos grasos omega 3 (eicosapentaenoico y docosahexaenoico) reducen significativamente el riesgo de muerte súbita generada por arritmias cardiacas y también la mortalidad por toda causa en pacientes coronarios.

Inflamación celular
La Dra. Silvia de Lourdes Orozco Aviña asegura que, hace muchos años las abuelitas daban a los niños el aceite de hígado de bacalao, esa grasa maravillosa que tiene un sabor repugnante, actualmente está contaminada era la solución para no tener niños gorditos, ni adultos gordos al nivel de lo que tenemos hoy. El estadounidense tiene un nivel de inflamación de 20; el mexicano tiene un promedio de inflamación de 18. La inflamación celular, no solamente enciende los genes de la obesidad, sino que hereda los genes de cada persona que son diferentes. Pueden ser genes de enfermedades cardiacas, genes de cáncer, embolias, envejecimiento prematuro, alcoholismo, drogadicción, anorexia, bulimia, entre otros.

Ricos en omega 3
Los ácidos grasos omega 3 se encuentran en el aceite de pescado, en peces grasosos como el salmón y el atún, en el aceite de canola, nueces y la semilla de linasa; además de anti-arrítmicos, son anti-trombóticos y anti-inflamatorios. Los ácidos grasos omega 6 por el contrario, son pro-trombóticos y pro-inflamatorios y se encuentran en la mayoría de las semillas, aceites vegetales y carnes. Los omega 3 también se usan para el tratamiento de la hiperlipidemia, la hipertensión y la artritis reumatoide, sin que existan interacciones medicamentosas significativas.

Recomendación
La Dra. Orozco recomienda que las personas que acostumbran comprar grasa de pescado o aceite de hígado de bacalao, tienen que someter a prueba el medicamento que consumen. Es un paso muy sencillo, basta meter el producto en el congelador y si éste se congela, quiere decir que el producto no sirve, incluso en vez de beneficiar puede perjudicar seriamente la salud del consumidor.

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