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2/12/10

Fidencio González Montes, un artista que escribe con el corazón

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Por: Héctor Medina Varalta

González Montes escribió el libro “El ritual de la banda”, ganador del Premio Angular de la mejor lectura juvenil de las Ediciones SM, a diferencia del otro premio de literatura infantil de la misma editorial, que cada año realiza un concurso. En el rubro de la literatura juvenil se abordan temas, recreando un mensaje que tenga vigencia: la anorexia, la vida vacía de los juniores, entre otros. Cabe mencionar, que este libro se refiere a una banda musical. La protagonista principal es una chavita de 18 años que forma su grupo de cuates en una preparatoria; ella quiere ser una estrella de rock, pero que tira a lo grande, atraída por los medios masivos de comunicación que mencionan mucho a Shakira, Alejandra Guzmán o Lupita Venegas, pero ella no se fija que le falta preparación, pues sólo quiere ser famosa por ser famosa, por tener dinero, por ser envidiada y tener un gran público, pero no solamente le falta preparación musical, sino también una toma de conciencia de ella misma, lo que provoca que constantemente se junte con un fósil de su preparatoria quien la engaña, la embaraza y la hace que aborte. Al final de tantos amigos que ella tenía, se queda sola planchándole la ropa a su viejo. Entonces hace un alto en su vida y piensa “estoy haciendo la misma réplica de mi mamá”; lo que ella menos quería ser, termina por serlo. Es la crónica sin censura de su impetuosa juventud.

Un libro escrito para chavos y chavas 
El libro está lleno de valores que le dicen al adolescente que no deben dejarse llevar por el canto de las sirenas y tener que prepararse antes de actuar. “Esta novela-comenta el escritor está escrito en un lenguaje como lo hablan los chavos y las chavas: cabrón, guey, bato, pendejo, etc. Yo creo que por ese lado no me costó mucho trabajo adaptar ese tono de Priscila, una joven de 16 años. Si el libro lo hubiese escrito en los años 60 me hubiera costado más trabajo porque es una voz femenina; en este caso, como que se rompe esa diferencia entre lo masculino y lo femenino. Es  como una “trampa” porque tal parecería que es el relajo por el relajo mismo. Es decir, es como una forma de sacudir al joven y decirle ‘si continuas por esa ruta, puedes caer’. 
La novela tiene un trasfondo de grupos de rock, desde Botellita de jerez hasta Café Tacuba, Julieta Venegas, Eli Guerra. Es un libro escrito para los chavos de secundaria, de preparatoria y de universidad. La pluma de Fidencio tiene muy buen sentido del humor, pues desde el epígrafe  (de Elí Guerra) hace reír al lector: “Todo lo hago con los huevos que no tengo.”

Y aún así, voló con las alas de la imaginación 
Fidencio nació en Poza Rica, Veracruz, pero radica en la ciudad de México. El artista es una persona muy sencilla, poseedor de un lenguaje muy ameno. Según sus palabras, escribir un libro es como dar un salto al vacío, pues realmente no hay nada seguro, ya que el literato escribe sus cosas para sí mismo. Por ejemplo, tenemos el caso de Vargas Llosa quien ahora es un Premio Nobel, “yo creo-añade-que si uno gana un premio desde un principio, se siente en un ambiente familiar, donde se promueva la lectura, donde haya ciertas pláticas. Pero si todo eso está contra de uno cuando se es joven y no se recibió ningún estímulo, y el entorno familiar no es el apropiado y en vez de pensar que se es un creador, los padres piensan que eres un huevón, pues contantemente le dicen al candidato a escritor: ‘No haces nada’, ‘ponte a trabajar’.  Entonces, uno va creyendo que lo que se escribe no vale (como si la escritura no fuera un oficio)”.
Las palabras que recibió Fidencio de sus padres, a la larga terminaron por minar el afán que tenía por sobresalir. A diferencia de otros escritores que recibieron un apoyo o estímulo como Emilio Pacheco, Monsiváis, Edmundo Valadés que se fueron colocando en el medio literario desde muy jóvenes y eso les permitió tener una continuidad en su obra. Cuando esos estímulos llegan a buena edad, sirven como trampolín o colchón para tener las suficientes agallas de realizar nuevos proyectos. Por supuesto, la preparación es indispensable: asistir a un taller, tener las herramientas suficientes, leer lo suficiente, sobre todo el tema que uno está abordando”.

Premios
Fidencio ha publicado otros libros: “Por sobredosis” de la misma editorial-finalista del año pasado y el jurado lo recomendó para su publicación. Así mismo ha ganado varios premios nacionales. Hace dos años ganó El Premio Nacional de Cuento Ermilio Abreu Gómez en la bienal de Yucatán, también ganó en Ediciones Castillo en literatura infantil con el libro “La última vida de un gato”, ha publicado tragicomedias, Reunión de Cuentos en el CONACULTA y en el INBA, La SEP le ha publicado “Arqueros que apuntan al sol”, entre otras editoriales. En la actualidad Fidencio tiene cinco libros inéditos y una novela muy voluminosa. El protagonista de “Por sobredosis” tiene 17 años quien al morir narra su vida de arrepentimiento. De pronto, el muchacho empieza a reencarnar en insectos: una mosca, un gusano, una mariposa; esto le permite ver la realidad: “antes me quejaba-se dijo el protagonista-por tener los dientes chuecos, por tener los ojos chiquitos y porque estaba flaco, me sentía menos con las chavas. Ahora me doy cuenta que el cuerpo humano es maravilloso, pero es demasiado tarde”.
La sobredosis que tuvo el protagonista de esta novela se debe a que vio a su novia besarse con otro muchacho, él pensó que todo se debía  porque era drogadicto, borracho, una lacra. Sin embargo, cuando estaban velando su cuerpo escucha a su novia decir con palabras entrecortadas por el llanto, que había besado al otro muchacho sólo para darle picones y para que le echara ganas a la vida. También él creía que sus padres no lo querían, que no lo valoraban, cuando era todo lo contrario.

Con el corazón en la mano
Fidencio confiesa que a diferencia de otros escritores, él se perdió en el alcoholismo durante 15 años. Fidencio iba bien en su profesión: se había ganado la beca del Teatro Mexicano de escritores, la beca del INBA, ganó el Premio Hispanoamericano cuando tenía 28 años. Pero luego surgieron problemas familiares: Fidencio se empezó a desviar, se desconectó del ambiente artístico. En pocas palabras, no le importó su carrera literaria, hasta que finalmente se convirtió en un borracho pidiendo limosna. Por fortuna, eso lo sacudió mucho y volvió a retomar la literatura. 
Él no lo mencionó, pero sin lugar a duda, no desea que los jóvenes de hoy sigan sus pasos. Aún así, como el ave Fénix, Fidencio González Montes resurgió de sus cenizas. Una de esas hermosas pruebas que nos da la vida, es este hermoso libro que todo joven debe leer, para no caer en las garras de la drogadicción.


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