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23/7/12

Alguien le había dicho alguna vez que el cielo esconde detrás la noche; que protege al que está debajo del horror de lo que hay arriba.

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Paul Bowles. El Cielo Protector

Sobre CIELOS.
 4ta parte de la Teatralogía LA SANGRE DE LAS PROMESAS

Para llegar a arrancarse los ojos hay que haber vivido previamente en una ceguera. Si bien yo estaba consciente de que Cielos era la última parte de un cuarteto iniciado con LitoralIncendios y Bosques, no podía imaginarme que su conclusión iba a ser no una palabra, sino un grito. En efecto, es un llanto desarticulado lo que se deja escuchar en los últimos instantes de Cielos. Ese alarido cierra la puerta de la Sangre de las promesas.

Cuando durante los últimos días de ensayos pusimos en escena ese grito, no me daba cuenta que ésta era la frase que faltaba y que yo estaba intentando encontrar en los meandros de las palabras y de la belleza. Fue en el preciso instante en que John Arnold, el actor que interpretaba a Charlie Eliot Johns en mi puesta en escena, lo vociferó por primera vez, con el dolor y la potencia insensata de la cual él es capaz, que me di monstruosamente cuenta de hasta qué punto ese grito, desde hace mucho tiempo callado en mí, pena tras pena, se había sedimentado bajo la capa opaca de las razones y de las aceptaciones, en la resignación de las tristezas, que quita todas las esperanzas en el mañana.

La hipotenusa es esa diagonal fabulosa que une en su punto más lejano dos segmentos que están ligados en su base por un ángulo recto. Dos seres a quienes todo los separa sólo pueden ser unidos por un gesto diagonal que es el gesto hipotenusa. En ese sentido, el grito de Charlie Eliot Johns es un grito hipotenusa, puesto que une Cielos a LitoralIncendios y Bosques.

Contrariamente a las otras tres, Cielos no sustenta ninguna referencia al pasado, ni a la infancia, ni a los orígenes de los protagonistas. Cielos no es un grupo de actores interpretando cada uno varios personajes,Cielos no hace convivir ni dialogar a los vivos con los muertos, Cielos no fue pensada en una relación frontal, sino en un contexto escenográfico que integra a los espectadores en el cuerpo mismo de la representación.Cielos no se preocupa por las historias secretas de las familias, Cielos finalmente no pone en el centro de su relato a un personaje salido de la adolescencia. Incluso, son precisamente los argumentos “salvadores y consoladores” que se encuentran en LitoralIncendios y Bosques los que serán los causantes del dolor de Charlie Eliot Johns. De tal manera que todo separa a Cielos de las otras tres primeras obras, y puesto que todo o casi todo las separa, el grito surge en su instante, en su diagonal, para crear el vínculo y dar nacimiento a ese cuarteto al que he querido titular La sangre de las promesas.

A todos aquellos que participaron en este viaje que ha sido la escritura y puesta en escena de esta teatralogía, desde la creación de Litoral hasta la creación de Cielos, quiero desearles un buen camino. Estas obras darán testimonio de lo que habremos vivido juntos.

  
WAJDI MOUAWAD



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