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18/4/10

Buen control de embarazo evita daños neurológicos y trastornos del lenguaje: IMSS

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- En el IMSS se brindan terapias de rehabilitación para que los niños lleven una vida normal.

Los problemas del lenguaje por daño neurológico en niños ocupan el primer lugar de incidencia en la demanda de consulta de Comunicación Humana del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), seguido por mal manejo familiar, como sobreprotección o maltrato a los menores.

El daño neurológico es consecuencia de lesiones orgánicas cerebrales, por ejemplo: prematurez, traumas obstétricos que generan sufrimiento fetal agudo y provocan hipoxia (falta de oxígeno en el cerebro) e ictericia neonatal (coloración amarillenta en la piel), factores que influyen en el desarrollo del lenguaje, explicó el doctor Adolfo Hernández Gómez, del Servicio de Comunicación Humana de la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación Región Norte del Seguro Social.

El especialista agregó que los trastornos emocionales durante el desarrollo infantil (sobreprotección, trato agresivo o desintegración familiar), el traumatismo craneoencefálico e infecciones centrales (meningitis, meningo encefalitis o un tumor), generan alteraciones en el lenguaje de los niños.

Dijo también que desde el punto de vista neurológico, durante la gestación pueden presentarse problemas de hipoxia e ictericia neonatal; y en materia genética, la carga hereditaria constituye un componente importante relacionado con estos trastornos.

Las alteraciones de mayor incidencia son: desarrollo del lenguaje, lenguaje expresivo y lenguaje mixto. En el primer caso, el niño no articula ninguna palabra, aun cuando ya tiene edad suficiente para hacerlo o estructurar frases cortas. En el segundo problema, el menor tiene buena comprensión, pero no puede articular palabras, y en el último trastorno, hay dificultad en comprensión y articulación del mismo.

El especialista del IMSS informó que el diagnóstico de esta problemática se hace cuando el niño tiene entre 18 meses y dos años de edad, etapa en la que es más fácil detectar alteraciones en el desarrollo del lenguaje, previo conocimiento de los antecedentes prenatales, perinatales y postnatales.

Explicó que cuando el pequeño acude a consulta de comunicación humana, se hace un interrogatorio a los padres, el médico busca ganar la confianza del niño para que emita su lenguaje como pueda y se comunique con sonidos guturales, señas o gritos.

En el IMSS se cuenta con el Servicio de Comunicación Humana, donde mediante un trabajo multidisciplinario en especialidades como Psicología y Neurología, se realizan pruebas de maduración en los niños, cuyos resultados dan la pauta para establecer un diagnóstico y tratamiento oportuno para la rehabilitación del lenguaje.

Las terapias de rehabilitación son personalizadas y según el problema a tratar, se indican diferentes ejercicios. La cirugía no siempre soluciona los trastornos de lenguaje: el tratamiento quirúrgico sólo se recomienda cuando el niño presenta frenillo sublingual corto (no puede mover bien la lengua) o labio y paladar hendido.

Otras alteraciones del lenguaje son dislalia (dificultad para articular el lenguaje, se presenta en niños); afasia (ocurre en adultos que pierden capacidad en el lenguaje oral y escrito a consecuencia de un evento vascular cerebral, como embolia, hemorragia y trombosis) y el traumatismo craneoencefálico o falta de oxigenación en el cerebro.

La disfemia o tartamudez en niños y adultos es consecuencia de la alteración emocional; mientras que la disfonía es un problema al emitir la voz, a consecuencia de cambios en las cuerdas vocales, bien por parálisis de éstas o presencia de nódulos, pólipos o tumoración en laringe.

El experto en comunicación humana dijo que entre los factores de riesgo, el más común es el tipo sanguíneo de padre y madre, pues cuando son diferentes generan en el niño aumento de bilirrubina y, por tanto, daño neurológico; fumar durante el embarazo y exposición a concentraciones de plomo.

Para evitar estas alteraciones, recomienda llevar buen control prenatal; evitar el tabaquismo; vigilar a qué edad el menor sostiene la cabeza, se sienta, se levanta, empieza a caminar, balbucea, dice monosílabos, palabras completas y controla esfínteres, actividades estrechamente ligadas al desarrollo neurológico.

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