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28/5/10

¿Responsabilidad o adicción al trabajo?

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Por: Héctor Medina Varalta

El dato:
El adicto al trabajo debe pensar que no es una máquina productora, es un ser humano que necesita de las relaciones familiares, sociales, divertirse y descansar.
Lic. Celina Noriega Beltrán

Existen personas que son adictas al alcohol, a los juegos de azar, a los viajes, a la Internet, a las relaciones destructivas, al trabajo y a un sinfín de conductas compulsivas. Pero, ¿qué hace a una persona ser adicto? Quienes fuman, beben o juegan por placer-como una actividad más, que tiene su momento y su lugar-no son adictos, pero si lo son aquellos que necesitan hacerlo de modo compulsivo. Esto también le puede suceder a quien trabaja exageradamente. Trabajamos por satisfacción personal y por retribución económica, pero no podemos vivir para trabajar. El desgaste físico y emocional es inmenso cuando permitimos que nuestra actividad profesional se apodere de todo nuestro tiempo. Para muestra, el creciente número de personas con trastornos cardiacos, dermatitis, úlceras, gastritis, depresión, etc.

Proceso de adicción
La Lic. Celina Noriega Beltrán, directora del Centro de Asesoría Psicológica (CAPSI), ubicado en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) comenta: “Para que alguien se haga adicto al trabajo requiere tener ciertas características de personalidad que predisponen a la persona. Quienes tienen mayor riesgo son las personas perfeccionistas, demasiado ordenadas, que les gusta que no se salga nada de control. Generalmente, son personas desconfiadas que consideran que los demás no pueden hacer las cosas tan bien como ellas.

Cuándo se vuelve adicta la persona
Noriega enfatiza que hay que ver cómo ha sido el desenvolvimiento en todos los aspectos del desarrollo de esta persona: cómo es su vida, su mundo social y familiar. Si es alguien que encuentra poca satisfacción en estás relaciones, más se hace adicto al trabajo. Entonces, se hunde por completo en las actividades propias de su labor, hasta llegar el momento en que se convierte en una adicción. En este caso, ya se está hablando de una enfermedad, pues ya se convirtió en una patología. Esta dependencia es similar a las de los alcohólicos y drogadictos: se empiezan a deteriorar en los aspectos sociales y familiares, porque lo único que les produce satisfacción es la droga-en este caso, el trabajo-. El problema es que la persona nunca va a encontrar esa satisfacción, pues siempre va a sentir ese vacío interno.

Cómo afecta a la familia
Depende de la cantidad y calidad de relación que la persona adicta al trabajo pueda tener con su familia, porque si va a estar sumergido las 24 horas en el trabajo o no tiene horario para llegar a su casa van a surgir conflictos conyugales. En cuanto a la calidad, también afecta a la familia porque al estar en casa, cómo está obsesionado con el trabajo mentalmente va a estar repasando las actividades laborales en lugar de aprovechar el tiempo para dialogar con su familia.

Ayuda profesional
Es muy difícil que la persona adicta busque ayuda, si la esposa se lo sugiere, de seguro su pareja contestará: “No hay ningún problema, así me siento bien”. Entonces, los que tiene que intervenir son los miembros de la familia. De ese modo, podrán exteriorizar sus sentimientos de abandono. Tal vez eso pueda provocar una reacción favorable y acepte la ayuda profesional.

Focos de alerta
Si no puede conciliar el sueño pensando en algún asunto pendiente, y por lo tanto, despierta tan temprano como puede para llegar a su oficina, trabaja sin descanso, sus tareas empiezan a parecerle retos imposibles, olvida fechas familiares importantes, prefiere no salir a comer y simplemente devorar un bocadillo frente a la computadora y la tarde no le alcanza para completar su agenda por lo que se queda horas extras, mucho cuidado, es un signo de alarma de que usted ya cruzó la línea divisoria del placer de trabajar a la compulsión de hacerlo. “Otro aspecto muy importante-concluye Noriega- es llegar a casa cuando los niños y su esposa están dormidos. Además, si usted repite esta rutina de lunes a sábado, y el domingo lo dedica a preparar pendientes para la semana que empieza, se puede decir que el suyo es un caso grave de adicción al trabajo”.

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