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3/3/10

La Nueva Era

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Por: Héctor Medina Varalta

En la actualidad, es muy frecuente ver en los medios de comunicación, programas televisivos o artículos sobre la Nueva Era, incluso, puede ser invitado a una de sus reuniones: metafísica, teosofía, Meditación Trascendental, Método Silva de Control Mental, El Libro de Urantia, ASCANSI, Organización Rosacruz, entre otros grupos, pero pocos conocen sus orígenes. Su doctrina es tan engañosa que, hasta usted, sin saberlo, puede ser miembro de ella.
La Nueva Era no es tan nueva como algunas personas consideran, pues tiene raíces muy particulares y concretas —algunas de ellas demasiado antiguas--. Definir este movimiento sería muy complicado. Basta decir que no es una religión, pero enseña conceptos religiosos; no es filosofía, pero proyecta un panorama del hombre y su entorno; no es una ciencia, y sin embargo se basa en ella.

El oropel
Generalmente, quien asiste por primera vez a una conferencia de la Nueva Era, sale deslumbrado por todo lo que escuchó: la reencarnación, los maestros ascendidos, la sanidad, el amor, el karma, tú eres «dios», etcétera.
Es muy común que al recién llegado lo aborden con palabras como «cuando el discípulo está listo, el maestro aparece». Aunque las raíces de la Nueva Era son tan antiguas como la humanidad, el movimiento ganó adeptos en 1948 con el libro de Alice A. Bailey titulado El regreso de Cristo. Desde entonces sus ideas fueron difundiéndose hasta hacerse patrimonio común de un gran número de asociaciones y movimientos: Hermandad Blanca Universal, Escuela Unidad del Cristianismo, Nuevo Pensamiento, Graal, Ciencia Cristiana, Gran Fraternidad Universal, Rosacrucismo, Ciencia de la Mente o Ciencia Religiosa, etcétera.

La «Mente Universal»
Hace años fui invitado a una conferencia de la Nueva Era, en la que la «Mente Universal» supuestamente hablaría a través de uno de los preceptores. El salón estaba lleno. Los comentarios sobre este gran acontecimiento, que dentro de algunos minutos acontecería se escuchaban por doquier. De pronto, silencio total. El preceptor (supuestamente la mente universal) hizo acto de presencia. Sus pasos eran lentos y muy bien estudiados, pues los brazos los mantenía un tanto elevados como si sostuviera una túnica imaginaria. En el rostro del supuesto maestro se reflejaba cierto aire «místico». Poco después, mencionó que el hombre viene de otro planeta, que todos tenemos que reencarnar 777 veces, también nombró a algunas culturas desaparecidas. Enseguida, se atrevió a futurizar todo un panorama prometedor: se hablará una sola lengua, la moneda será única en todo el mundo, existirán máquinas para explorar el pasado y el futuro, viajes a otras galaxias y toda una gama de profecías.

Todo por preguntar la hora
Ese hombre, dotado de una elocuencia fuera de lo común, mantenía al público embelesado. Al terminar la disertación, preguntó la hora para saber cuánto tiempo restaba y pidió a los asistentes que formularan preguntas. «¿Por qué sufro tanto?», cuestionó una mujer. El preceptor posó las manos en la cabeza de la discípula y dijo: «En tu vida pasada cometiste muchos errores que forzosamente tienes que purgar en esta vida». Las respuestas que daba al parecer eran del agrado del público, pues nadie protestaba.
Cansado de tanto teatro, levanté la mano y pregunté: «Si en realidad eres la ‘Mente Universal’, ¿por qué razón hablaste del pasado y del futuro con tanto conocimiento, y una cosa tan sencilla como la hora que vivimos en el presente no la supiste?»
Por respuesta recibí una disculpa demasiado infantil: «Es que, el cuerpo en el que me estoy manifestando está enfermo de gripa, y eso obstaculiza mi sabiduría».
Esta ha sido una de las anécdotas más graciosas que me han ocurrido al investigar el mundo sectario, pues la mayoría de los asistentes, a los que momentos antes el preceptor había cautivado, se retiraban en medio de risillas burlonas.

No acepte respuestas a medias
Por ejemplo, si le dicen que el hombre tiene que reencarnar 777 veces —como en el caso mencionado—, pregunte por qué lo sabe o quién se lo dijo. Si le contestan que el número siete simboliza la perfección —esta es una de las principales enseñanzas de la Nueva Era—, pregunte para qué son los otros sietes; ¿acaso se le puede añadir perfección a lo que ya es perfecto?

La Nueva Era abarca varias sectas
El movimiento de la Era de Acuario, cuyo advenimiento los ocultistas consideran que está comenzando y trae consigo una era de iluminación y paz, abarca varias sectas que enfatizan una experiencia mística, ejemplos: la Meditación Trascendental, la secta de Rajneesh, Ekandar, la Iglesia Universal y Triunfante, la Misión de la Luz Divina, y muchas otras. Los seguidores de varios gurúes, como el difunto Swami Muktananda, Sai Baba, Baba Ram Dass, Mahareeshi Mahesh Yoga y Maharijih, personifican la esencia de los líderes modernos de la Nueva Era.
Exponentes del mundo artístico, como Shirley McLaine, Werner Erhard y Terry Cole-Whittaker, se dedican a promover dicho movimiento y en todas partes se puede apreciar en los medios de comunicación masiva la presencia de algún médium espiritista, astrólogo o gurú, hablando sobre la «realidad espiritual».

Lo que enseñan algunos líderes de la Nueva Era
B. Shree Rajneesh afirma: «Yo no creo en la moralidad... y estoy decidido a destruirla». También que su comunidad «no hace diferencia entre lo demoniaco y lo divino». Swami Vivekananda dice: «Lo bueno y lo malo son uno mismo». Thakar Singh, en su libro La respuesta es el amor, afirma: «Sant Kabir, cuando encontró a Dios, vio que su Maestro estaba parado a Su lado y se preguntó a cuál de los dos debería rendir primero reverencia. Él decidió honrar primero a su Maestro, porque sin él, nunca hubiera podido encontrar a Dios; después rindió reverencia a Dios. Así, para nosotros», escribe Singh, «nuestro Maestro, nuestro Guía, es más importante que Dios (?!), porque el Maestro nos ha llevado hacia Dios. Muestren todo su respeto y reverencia a su Maestro y cuando los haya llevado hasta Dios, sabrán qué es lo que deben hacer después».
Estos últimos son líderes de sectas orientales; parece algo lejano que sus doctrinas lleguen a nuestro país. Sin embargo ya están aquí. Las enseñanzas de Thakar Singh se imparten en los satsangs —lugares de culto— de la ciudad de Guadalajara.

Lo que piensa el P. Flaviano Amatulli
«Negros nubarrones se avizoran en el horizonte. La Nueva Era avanza, amenazando a todos: Iglesias Históricas y sectas. Ya alcanzó algunas capas de la sociedad: intelectuales, artistas y políticos. Pronto llegará a las masas. Un reto más para la Iglesia, no tanto por el enorme desarrollo que está teniendo, cuanto por el hecho de que se presenta como una nueva religión, planetaria y universal, que sustituye todas las antiguas religiones y está hecha a la medida del hombre moderno.
«Para superar esta prueba, hoy más que nunca cada creyente de cualquier credo o religión necesita un conocimiento profundo de los contenidos de la propia fe, teniendo una idea bien clara de Dios, el hombre, el pecado, Jesucristo, la redención y la vida futura. De otra manera será fácil presa de cualquier ola de novedades, como la que está representada por la Nueva Era».

No todo lo que brilla es oro
Las sectas tienen la apariencia de una caja de sorpresas, bonita y de aspecto inofensivo que, al abrirse, lo asusta a uno con una figura que sale, a menudo inquietante. Del mismo modo, surgen cosas sorprendentes e inquietantes cuando uno pertenece a una secta. Lo que se ve al principio no es lo que está dentro. Algunos grupos lo invitan a una comida y afirman ser organizadores de paz en campamento cuando en realidad son fachadas de una secta internacional.
En el Congreso de Especialistas en Sectas celebrado en Rancine, Wisconsin, en septiembre de 1985, se acordó definir como “secta destructiva” a todo “movimiento totalitario, presentado bajo la forma de asociación o grupo religioso, cultural o de otro tipo, que exige una absoluta devoción o dedicación de sus miembros a alguna persona o idea, empleando técnicas de manipulación, persuasión y control destinadas a conseguir los objetivos del líder del grupo, en detrimento de su entorno familiar y social.

Las sectas se unen
Por otra parte, la revista francesa Le Point publicó en 1993 que desde hace muchos años los abogados de las distintas sectas destructivas trabajan juntos en casos judiciales en que las mismas son objeto de demandas. La misma revista informó que durante una reunión en 1992 de diferentes representantes de las distintas sectas se ha fundado en Francia una federación llamada Firephim (Federación de las Minorías Religiosas y Filosóficas), una organización para defender los derechos de las sectas. La presidenta de Firephim es la señora Gounord, de la Iglesia de la Cinesiología; el tesorero es el líder de la secta Moon, Bernard Mitjaville, y el secretario general es el raeliano Jaques Aizac. El “Infolink” de Alemania ha publicado una lista de las sectas destructivas que son miembros de este “Cártel de las sectas”. Entre muchas otras están los moonies, la Cienciología, los satanistas, la Meditación Trascendental, los raelianos, los druidas, los masones, la JICA Occidental, los Niños de Dios, los Baha’is, y también los Testigos de Jehová.

Tenga cuidado
La Nueva Era se está infiltrando en las escuelas y en algunas instituciones gubernamentales de esta ciudad. Como en apariencia el movimiento tiene un trasfondo de superación personal, se le brinda ayuda, pues le prestan auditorios, sillas y un espacio para vender su literatura.
Si usted considera que esto es una exageración y que ninguna secta puede afectarle, permítame citar algunas palabras del periodista e investigador de sectas Pepe Rodríguez: «No se preocupe, en algún lugar hay una secta que tiene la ‘respuesta absoluta’, y es probable que ‘científica’, a estas dudas. No hace falta salir a su encuentro, ella ya le está buscando a usted».
De todos depende el bienestar de las familias mexicanas: conocer lo suficiente de este movimiento es el primer paso, el segundo es hacer una cultura de conocimiento de su historia y el tercero cuando estos mercaderes de Dios lleguen a su casa, usted estará preparado para rebatir sus objeciones.

Bibliografía
Eduardo López Padilla: New Age ¿la religión del siglo XXI?
Erwin W. Lutzer y John F. DeVries: La Nueva Era, estrategia de Satanás
Thankar Singh: La respuesta es el amor
Pepe Rodríguez: El poder de las sectas
Flaviano Amatulli: La Iglesia y las sectas: ¿pesadilla o reto?
Los jóvenes y el esoterismo, Magia, Satanismo y ocultismo: el engaño del fuego que no quema, Carlo Climati

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